miércoles, 22 de junio de 2011

el viaje del elefante


.Prólogo.
Estoy en Esquel y voy en tránsito hacia Puerto Madryn (Argentina). Escribo en presente. Aclaro esto porque la entrada pasada la escribí hace más un mes sólo que por cuestiones inconclusas apenas hasta ahora pude publicarla… También tengo otras entradas congeladas que espero compartir al final de la semana, pero hoy tenía que escribir. Lo relevante de este día es que estoy en el punto donde tiempo atrás me desvié de la ruta prevista para aprovechar un recorrido por el centro de Chile… pero esta historia vendrá luego.

.Capítulo I.
Compré un libro. Por la tarde estuve caminando con la sensación de querer encontrar lo que no sabía aún. En pocos minutos empiezo un largo recorrido a lo ancho del país, y como siempre la parada en una librería ayuda a esclarecer cualquier camino en tinieblas. 
A mí me gusta leer. 
.mucho. 
La literatura llega a mí como el lanzamiento de un cohete hacia mis sueños más profundos; de alguna manera intento redescubrirme en los personajes que leo y hoy, particularmente, no sabía si quería leer a Osho o a Bukowski. Intenté recordar las recomendaciones que me hicieron dos amigos pero fue imposible. Entonces, sostuve por un rato largo 'las venas abiertas de América Latina' y lo solté... no tengo dudas sobre lo interesante que es leer nuestra historia, pero como dice René, 'la espina dorsal del planeta es nuestra cordillera', ¿de qué nos preocupamos? Hay que escapar del interminable ciclo de quejas y reclamos. El mundo va como va y es inútil seguir cuestionándose por qué; si de verdad queremos generar algún cambio y contribuir con un 'granito de arena' al universo, lo más inmediato es empezar por uno mismo. Por eso éste diario debe continuar con sueños y aromas; es un diario que se escribe con piel... esa es su esencia, pero no puedo evitar seguir pensando que las mayores certezas están en las preguntas.

El libro que leí hace 3 meses cuando arranqué esta aventura fue ‘El Klan de la Luna’, un regalo de la única persona que podría saber lo que correspondía leer antes de. Hace pocos días fue solsticio de invierno y en el transcurso de esa noche larga y taciturna comprendí que el cambio estacional se estaba dando también en mi cuerpo y que con la luna menguando podría tomarme el tiempo para materializar las ideas que generalmente pasan como un torbellino de éxtasis mientras voy viviendo.

Seguí registrando el lugar con el mismo escrutinio que un médico revisaría una escanografía neurológica. Siento afán por leer. Sin importar qué se quiera escribir o cómo, leer es indispensable. No se puede concebir un escritor sin ser antes receptor. Creo que hay que primero explorar lo que otros han escrito para sentir ganas de escribir y poder escupir palabras con sonidos e inventar lo inimaginable. En este caso soy mi propio personaje y aunque puede sonar fácil, es tremendamente difícil... sin embargo claro, siempre cabe la duda si no soy una ficción de mi propia realidad onírica. Volviendo al momento en la librería... : hasta un manual que hablaba sobre el arte como auto-terapia captó mi interés, ¡y es que entre otras cosas me estoy proponiendo despertar a la artista que espero y desespero esté escondida somewhere deep inside me! Pero nada... el tiempo pasó y nada me cautivó, nada me conmovió.  

Cuando decidí continuar mi camino con resignación... de repente una explosión de colores se perdió en mi como un rayo de luz se perdería en la luz. Y el nombre del libro no era menos sugestivo sobretodo para alguien que delira con los elefantes como yo... 'El Viaje del Elefante'. Me apresuré con suspenso a voltear el libro para leer la contra-tapa y qué me encuentro: la frase que me hizo decidir la compra inmediata porque el libro estaba sellado y no pude leer más que eso. Ahora sentía intriga. Temblaba de miedo. 

"Siempre acabamos llegando a donde nos esperan"

Volví a contemplar la caratula y nuevamente esos colores incendiaron mi sed agonizante como un mar de cholados. Quería devorarlo. Salí con prisa del centro como si me estuvieran persiguiendo por haber robado algún tesoro y recogí mis cosas para ir a la terminal a esperar el bus con pasos de elefante. Río para mis adentros. ¿Es posible que un libro se escriba para alguien? ... ¿Habrá algo así como 'un fin'? .. ¿existe el destino? .. ¿...tenemos misiones? .......... ¿Quién espera por mi?!! 

¿No es la vida un eterno presente? ¿Acaso cada instante no llegamos a donde tenemos que llegar para vivir y compartir lo que corresponde y con quien corresponde? Yo diría que cada paso es un fin en sí mismo, pero esperemos a ver qué nos dice Saramago. ¡Maestro (q.e.p.d)... en honor a vos!

Quedan pendientes:
Vagabundos del Dharma (Jack Kerovack)
La rueda de la vida (Elizabeth Kubler-Ross)

 .. ¿alguna sugerencia? ..



Fotografías de Nick Brandt
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