jueves, 24 de marzo de 2011

Amuletos

Tengo amuletos de la suerte como cualquier viajero  -en realidad no sé si todos los viajeros tengan amuleto-, pero creo que desde que elegí este camino gitano, es sensatamente oportuno aferrarme a muchos tipos de protección. También quiero fluir con las leyes de la pacha mama para despertar mi instinto de supervivencia y seguir atenta al llamado de mi sangre que es casi como un grito de mi alma. Como no sé si el viento sople siempre a mi favor, quiero poder al menos surfearlo de la mejor manera. Yo creo en todo y a la vez en nada pero ese nada se convierte en todo cuando aparecen las certezas. Mi amuleto conforma un triángulo rojo que yo misma he denominado mi triángulo de poder. El significado que tienen las cosas no es más que el valor que nosotros mismos depositamos en ellas y en esa misma medida siempre funcionan. Muchos podrán decir que es fe, yo prefiero evitar palabras religiosas. Lo cierto es que recibí 3 elementos de personas diferentes  en situaciones diferentes  y lo mágico de esta historia es que esos 3 elementos son rojos y para una parte del cuerpo precisa. Para mí la trinidad del amuleto se hizo evidente.  El anillo-gárgola, la pulsera-buda y el collar-turco contienen el corazón de cada una de las que me lo regaló y para mí es garantía de protección porque ellas son poderosas, porque cada una representa el poder que me otorgó y esa energía se mantiene latente. Sigo reflexionando sobre el 3 reincidente en mi vida y para los que no me conocen el rojo jamás ha sido un color favorito ni mucho menos aliado de mi clóset, así que es la primera vez que realmente empiezo a sentir la fuerza de esta vibración cromática que seguramente mi espíritu necesita.

Tengo también  una moneda del Ché que me trajeron de Cuba. Esta moneda es el motor que representa mi viaje que no es otro que mi propia revolución. El mini librito de proverbios inmortales también hace parte de mi ‘kit especial de viaje’ porque aunque no siempre esté de acuerdo con la ‘frase del día’, recuerdo la sonrisa de marcelita y el amuleto cumple su misión. El cuero donde guardo mi bitácora de viaje no podía ser cosido por otra que por meli, las mismas manos mágicas que antes decoraron mi hogar y ahora construyen lo que será por un tiempo indefinido mi casa ambulante. 

La preocupación que tuve desde que cambiaron mis planes de viajar en carro fue volverme estratega para empacar y hasta ahora mi mochila ha tenido 3 momentos: cuando pensé lo que quería llevar -que hasta un par de tacones para bailar tango en Buenos Aires estaban incluidos-; cuando salí de Cali y cuando llegué a Lima de escala la primera noche. Ahí me tocó dejar algunas cosas y reorganizar otras para cuidar el peso de mi mochila y aunque sé que voy a seguir dejando cosas en el camino, por ahora me rehúso a llevar tan sólo 2 pantalones y 3 camisetas. Me da vergüenza aceptarlo pero todavía mi vanidad no me deja estar preparada para ello. Por sentido común sé que la dinámica de este tipo de viajes es ir comprando lo que necesite en el camino, luego botar tras el desgaste para comprar otra vez, y así. Pero como estoy viajando con poca plata, aproveché la efervescencia de mi mentalidad ‘shoppinera’ para asegurarme de llevar ciertas cosas que más adelante podrán representar ‘un lujo’ (qué horror!, yo sé que es ignorancia -mi consuelo es que soy primeriza- pero con seguridad entenderé la lección más adelante como parte del proceso de aprendizaje). 

El primer día de viaje sentí maluquera en el avión, rebote, hasta náuseas. Supongo que se somatizaron mis sentimientos revueltos  porque quizá sí me desprendí de muchas cosas, pero igual… viajar con la nostalgia de recuerdos, familia, amigos, Tara, ya representa en sí mismo una carga pesada. Pienso en Tara. Pienso en Tara como loca y quedé con muchas ganas de volver a Lima para respirar el mar desde sus enormes acantilados. Gracias gordo por recibirme esa noche.

Estoy dispuesta a seguir disfrutando del silencio… a vivir esta fiesta eterna conmigo misma… a dejarme seducir por la belleza. Se me ocurre que si estas por mi ruta podés avisarme o si sabés sobre parches, gente, lugares recomendados, compartímelos que yo estaré agradecida y feliz.


Pronto empiezo a publicar mi experiencia en Ushuaia, mi primer destino en este largo recorrido por suramérica.










viernes, 11 de marzo de 2011

Rutina por Ritual .

‘La obra humana más bella es la ser útil al prójimo’ Sófocles

No sé con profundidad qué signifique esta frase; la tomo de un librito diminuto de frases inmortales que me regaló una amiga porque pensé: Si a tan sólo una persona le resultara útil leer mi historia, este blog habrá cumplido su misión. Habrá valido la pena exponer la piel al escrutinio público y también morboso de mi sangre caleña.

Yo quiero hacer un libro. Un libro sobre viajes, sobre un viaje, sobre el viaje de todos los que sueñan con vivir su propia vida y la mía es viajar capturando historias sobre tribus y paisajes; quiero intercambiar saberes, recoger datos útiles para cualquier viajero. Soy un frankestein de pensamientos rotos y de inquietudes no resueltas. Somos las vidas que nos cruzamos en momentos que corresponden. Me hice comunicadora en mi afán por expresar: la comunicación es para mí una herramienta útil que puedo aplicar en temas que me interesan. Por eso trabajé con proyectos de educación ambiental y  aproveché el periodismo digital para construir puentes en la Cali-Cultural. He trabajado siguiendo el corazón porque se me hace más fácil la vida si mi día a día hace parte de algún proyecto personal y bueno, ahora cautivada con los beneficios de Internet, le saco provecho a esta plataforma social con respeto y sin más pretensiones que compartir de la única manera que sé, libremente…

En verdad lo único que estoy dejando atrás con este viaje es mi rutina. Quería retarme a vivir como siempre creí posible: haciendo trueques, desafiando horarios, esquivando compromisos que distraen a los verdaderos anhelos; convirtiendo en lo posible cada actividad en una experiencia ritual. Lo evidente dice que somos el resultado de cada acción: en realidad... somos lo que pensamos y soñamos porque eso sí que proyecta nuestro andar. Prefiero cuidar mis sueños que son alimento para el alma que construir un futuro incierto lleno de planes. Hay que vivir haciendo lo que uno ama y sé que hay sueños que son fantasías de la mente. Por fortuna yo tengo la certeza que mis sueños persiguen mi intuición porque mis sueños son los ‘antojos’ más arraigados en mi alma. Todos debemos tener la posibilidad de escoger y yo quiero mirar por el mundo para escoger.. (o tal vez) nunca  escoger… de eso se encarga mucho el universo. Cada persona tiene procesos distintos y ahora entiendo que mi vida empezó al revés. Yo no me casé con el hombre equivocado, por ejemplo, me casé en el momento equivocado pero eso me hizo empezar a crecer. Amo la vida en familia y cada que veo a mis sobrinos me confirman cuánto vale la pena vivir de esa manera. Sólo que por ahora no son mis sueños y voy a dejar que lleguen naturalmente. La vida es un viaje para hacer con todos los sentidos y a los gatos nos gustan los días grises, repentinos y casi rotos como hoy.